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GRASAS Y ACIDOS GRASOS EN NUTRICION HUMANA ( Consulta de expertos. FAO 2012 )
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (WHO), en tanto que organismos técnicos de las
Naciones Unidas (UN), se encargan de aportar orientaciones basadas en las evidencia
científi ca en materia de alimentación y nutrición a los gobiernos nacionales y a la comunidad
internacional. El proceso que se utiliza para ello incluye revisiones periódicas y
sistemáticas de la evidencia científi ca, lo que suele culminar en la realización de consultas
conjuntas a expertos para revisar el estado del conocimiento científi co, refl exionar
sobre los distintos temas tratados y traducir este conocimiento en una defi nición de
requerimientos de nutrientes y de otras recomendaciones relativas a la nutrición. El
objetivo general de estas recomendaciones es contribuir a la mejora de la salud y el
bienestar nutricional de las personas y de las poblaciones. Entre los temas tratados en
los últimos años se encuentran la energía, las proteínas y los aminoácidos, las grasas y
los aceites, y la mayor parte de las vitaminas, minerales e hidratos de carbono, con el
objetivo de aportar una serie de orientaciones acerca de los requerimientos nutricionales
y las ingestas dietéticas recomendadas.
La Consulta mixta de Expertos FAO/WHO sobre grasas y aceites en la nutrición humana
celebrada en Ginebra del 10 al 14 de noviembre de 2008 (en adelante Consulta
de Expertos) constituye la reunión de expertos más reciente sobre el tema de las grasas
comestibles en la nutrición humana y sigue a aquellas celebradas en 1977 (FAO, 1977)
y 1993 (FAO, 1994).
Esta oportuna celebración de la Consulta de Expertos está también relacionada con el
evidente reconocimiento de la creciente carga global de enfermedades crónicas nutricionales.
Entre los trabajos más recientes de la FAO y la WHO vinculados con este asunto
se encuentran: la Consulta de Expertos FAO/WHO de 2002 sobre “Dieta, nutrición
y prevención de enfermedades crónicas” (WHO, 2003); la Consulta de Expertos FAO/
WHO de 2001 sobre “Necesidades energéticas del ser humano” (FAO, 2004) y su complemento,
la Consulta de Expertos FAO/WHO de 2002 sobre “Necesidades de proteínas
y aminoácidos en la nutrición humana” (WHO, 2008); el taller técnico de 2002 sobre
“Energía de los alimentos, métodos de análisis y factores de conversión” celebrado en
2002 (FAO, 2003); y varias actualizaciones científi cas: una realizada por la FAO/WHO
en 2006 sobre los “Hidratos de carbono en la nutrición humana” (Nishida et al., 2007),
y otra realizada por la WHO sobre los “Ácidos grasos trans” (Nishida y Uauy, 2009).
Estos esfuerzos unifi cados proporcionan en distinta medida la base científi ca para las
estrategias, programas y proyectos de la FAO, la WHO y sus Estados miembros.
Durante los últimos quince años, los cambios en las dietas y los estilos de vida derivados
de la industrialización, la urbanización, el desarrollo económico y la globalización
del mercado han aumentado rápidamente, especialmente en los países en vías de
desarrollo, donde se están produciendo grandes cambios socioeconómicos. Si bien se
ha observado una mejora general del estándar de vida, ésta ha venido acompañada
de hábitos alimentarios no saludables y de un nivel de actividad física insufi ciente para
mantener un equilibrio de energía óptimo y un peso saludable. El resultado neto ha
sido el aumento de la prevalencia de enfermedades crónicas relacionadas con la dieta
en todos los grupos socioeconómicos, las cuales constituyen actualmente la principal
causa de mortalidad y discapacidad a nivel mundial. Para mayor información ir al link.
http://www.fao.org/docrep/017/i1953s/i1953s.pdf
GRASAS Y SUS FUNCIONES .-Las grasas proporcionan energía y llevan a cabo una variedad de
importantes funciones en el cuerpo. Las grasas en los alimentos aportan
ácidos grasos esenciales y son necesarias para la absorción de las vitaminas A, D,
E y K (vitaminas solubles en grasas o liposolubles). Las grasas también contienen
la mayor concentración de energía de cualquier nutriente (9 calorías por gramo),
son esenciales para el crecimiento y la salud, y son un componente esencial del
tejido corporal. Por ejemplo, el cerebro y el sistema nervioso central son ricos en
grasa y en los períodos en que estos tejidos se están desarrollando, como el período
prenatal y los primeros años de vida, es muy importante que la grasa esté presente
en cantidades suficientes en la alimentación. El cuerpo utiliza la grasa para fabricar
sustancias que participan en funciones corporales, cómo las hormonas. Otra
función de las grasas es la protección de células y órganos internos, además de
almacenar energía (calorías) que el cuerpo puede utilizar en momentos de baja
disponibilidad de alimentos. Al comer y digerir las grasas, éstas permanecen en el
estómago períodos más largos que otros nutrientes, prolongando la sensación de
saciedad. Las grasas también son importantes para mantener el calor del cuerpo y
para la palatabilidad de los alimentos.
Una alimentación saludable, bien balanceada, incluye adecuadas
cantidades de grasas. En el caso de personas con ingesta insuficiente de
energía total, la presencia de grasas en su alimentación es de especial importancia
para aumentar la oferta de energía. Las necesidades de grasas se expresan
usualmente como porcentaje de las necesidades totales de energía, lo que depende
de la edad y nivel de actividad física de las personas.
El porcentaje de energía total (calorías) que deben provenir de las grasas en una
alimentación saludable y balanceada es:
• Lactantes 0-6 meses: 40-60%
• Infantes 6-24 meses: reducción gradual a 35%
• Niños 2-18 años: 25-35%
• Adultos: 20-35%, con el límite superior
para aquellos adultos más activos
• Mujeres embarazadas
y lactando: 20-35%
Las grasas se encuentran en forma natural en los alimentos de origen animal y
vegetal. Casi todos los alimentos contienen algo de grasa, aunque sea en muy
pequeñas cantidades. No todas las grasas son iguales; el tipo de grasa es muy
importante por sus efectos sobre la salud, pudiendo llegar a ser más relevante que
la cantidad total de grasa consumida.
Los ácidos grasos pueden ser agrupados en insaturados (incluyendo mono
insaturados y poli insaturados) y en saturados. Dos de los ácidos grasos insaturados
que necesitamos no pueden fabricarse en el cuerpo y deben provenir de los
alimentos que comemos; éstos se denominan ácidos grasos esenciales. Las grasas
saturadas y las grasas monoinsaturadas pueden fabricarse en el cuerpo. Las grasas
insaturadas son líquidas a temperatura ambiente, mientras que las grasas saturadas
son sólidas a temperatura ambiente. Las grasas que comemos tienen una mezcla
de estos diferentes tipos de ácidos grasos, cada uno de los cuales tiene efectos
diferentes en el cuerpo. Las grasas de origen vegetal tienden a tener una mayor
proporción de ácidos grasos insaturados. Las grasas de origen animal (con la
excepción de algunos pescados) tienden a tener mayor proporción de ácidos grasos
saturados.
Ácidos grasos insaturados
Dos de los ácidos grasos insaturados se denominan “ácidos grasos esenciales”
debido a que deben ser aportados por los alimentos. El cuerpo utiliza estos ácidos
grasos esenciales para fabricar los otros que necesita.
Dentro de este grupo de ácidos grasos esenciales, los ácidos grasos omega-3 tienen
además importantes beneficios para la salud:
• ayudan a disminuir el riesgo de enfermedades al corazón y de derrame
cerebral;
• reducen la inflamación, lo que es favorable para el asma y la reducción de
los efectos de la artritis; y
• tienen un rol esencial en la función cerebral, crecimiento y desarrollo
normales.
Fuentes de ácidos grasos monoinsaturados son: aceites de canola, maní o cacahuate
y de oliva; aguacates, avocados o paltas; todo tipo de nueces, como almendras,
avellanas y maní; y semillas, como las de zapallo y las de sésamo o ajonjolí.
Fuentes de ácidos grasos poliinsaturados son: aceite de maravilla, maíz, soya,
semilla de linaza, y de pescado. Pescados grasos, como el salmón, la trucha, la
caballa, el arenque, las sardinas, la anguila, boquerones, atún, anchoas, pez espada,
carpa, son ricos en ácidos grasos omega-3.
Para mayor información ir al link:
http://www.feedingminds.org/fileadmin/templates/feedingminds/pdf_nu/EW_Sp_Lesson4_3.pdf
NECESIDADES NUTRICIONALES DE GRASAS .- Según la FAO, se recomienda de la distribución calórica del 15 al 35 %. Para mayor información ir al link:
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